” No hay espectáculo más hermoso que la mirada de un niño que lee “ Günter Grass

lunes, 16 de abril de 2018


Ilustración: Mónica Carretero
El Principito que, ocupa el eje central de nuestra celebración del Día del Libro, es todo un clásico de la literatura. Junto a otras muchas historias sobreviven al paso del tiempo y se han hecho un hueco en la historia de las letras y en nuestra memoria emocional.


Algunos libros surgieron propiamente para niños y otros son adaptaciones que les permitirán disfrutar de esas historias tiernas, emocionantes, llenas de aventuras, de diversión y de enseñanzas. 

Ana Garralón, afirma que en todos los casos estas historias han pasado por generaciones y han permitido crear arquetipos que tienen vida propia, por varias razones:

1. Hay una manera concreta de narrar, un estilo más simple que facilita el acceso a la obra poniendo la lupa sobre los aspectos realmente significativos.

2. Existe una confrontación entre el bien y el mal,  haciendo partícipes a los niños de los grandes sentimientos humanos y el respeto hacia la vida universal.


3. La aventura se representa en espacios fantásticos.

4. Los personajes están obligados a recorrer el incierto camino de su propio descubrimiento generalmente, adverso. Como si fuera una anticipación de su vida adulta, los héroes deben aprender a crecer, tomar sus propias decisiones, escogiendo y aprendiendo a distinguir los conceptos morales, la diferencia entre lo interno y lo externo.


5. Los temas abordados giran en torno a la identidad, al crecimiento, a la seguridad, a la relación con los adultos, en definitiva, a la evolución hacia la madurez.

6. Algunos de estos libros son subversivos, es decir, se burlan de las ideas vigentes llamando al niño rebelde que habita en todos nosotros, mirando la sociedad y el mundo desde su punto de vista.


Para los niños la posibilidad de acercarse a estos mundos llenos de interrogantes, plenos de imaginación, les permite crecer interiormente, evolucionar en sus juicios y evadirse. Estos libros brindan al lector la oportunidad de confrontarse a sí mismo con lo que lee y también desarrollar la sensación de poseer una personalidad separada y diferenciada de los otros. Estas lecturas dan la oportunidad de reinventar nuevas formas de organización del mundo, o de combatir eficazmente lo que amenaza las actuales.


 “El psicólogo James Hillman afirma que quienes han leído cuentos o a quienes les han leído cuentos en la infancia están en mejores condiciones y tienen un pronóstico más favorable que aquellos que no disponen de ese caudal… Lo que se recibe a una edad temprana y está relacionado con la vida proporciona ya una perspectiva sobre la vida”.



Independientemente de que hayan sido historias escritas o no para niños o jóvenes son libros que les ofrecen el goce de la relectura como un nuevo descubrimiento de las claves del ser humano, de su acercamiento y comprensión.


Es necesario reivindicar la lectura de los clásicos, darles la oportunidad de que se conviertan en uno de nuestros libros de cabecera. Y para comprobar su potencial hay que leerlos.  En esa línea se pronunciaba el escritor Italo Calvino en un ensayo titulado precisamente ‘¿Por qué leer a los clásicos?’ Aquí tenéis resumidas las 14 razones.

Por qué leer a los clásicos, por Italo Calvino

  1. Los clásicos son esos libros de los cuales se suele oír decir: «Estoy releyendo…» y nunca «Estoy leyendo …».
  2. Se llama clásicos a los libros que constituyen una riqueza para quien los ha leído y amado, pero que constituyen una riqueza no menor para quien se reserva la suerte de leerlos por primera vez en las mejores condiciones para saborearlos.
  3. Los clásicos son libros que ejercen una influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya sea cuando se esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o individual.
  4. Toda relectura de un clásico es una lectura de descubrimiento como la primera.
  5. Toda lectura de un clásico es en realidad una relectura.
  6. Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir.
  7. Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado (o más sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres).
  8. Un clásico es una obra que suscita un incesante polvillo de discursos críticos, pero que la obra se sacude continuamente de encima.
  9. Los clásicos son libros que cuanto más cree uno conocerlos de oídas, tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad.
  10. Llamase clásico a un libro que se configura como equivalente del universo, a semejanza de los antiguos talismanes.
  11. Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él.
  12. Un clásico es un libro que está antes que otros clásicos; pero quien haya leído primero los otros y después lee aquél, reconoce en seguida su lugar en la genealogía.
  13. Es clásico lo que tiende a relegar la actualidad a categoría de ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ese ruido de fondo.
  14. Es clásico lo que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la actualidad más incompatible se impone.

Aunque cada uno tiene que buscar su clásico, aquí os dejamos dos buenas selecciones. Una, de Anaya  y otra en la que se recogen los 25 mejores libros clásicos para niños ,

que podéis encontrar en nuestra biblioteca.



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